
Elenisima: una sonrisa que se brinda y no se compra
- Javier Mejía
- 27 de mayo de 2022
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Por Javier Mejia/ segunda y última parte
—Ya declaraste del caso Paulina?, preguntó el ex gobernador sustituto de Baja California, Alejandro González Alcocer a su entonces secretario de Salud, Carlos Astorga Othon, quien solo movió la cabeza en sentido negativo.
— Aquí anda esa periodista polaca pidiendo una entrevista, le advirtió.
El doctor Astorga sólo gesticuló mostrando incomodidad e hizo un ligero movimiento de hombros.
Era finales del mes de mayo del año 2000 y Gonzalez Alcocer llevaba aproximadamente un año y siete meses en el cargo tras de la muerte por un infarto del ex gobernador Héctor Terán Terán ocurrida el 5 de octubre de 1998, y ambos estaban en serios aprietos.
Aquella sonrisa que tenía Gonzalez Alcocer, el 8 de octubre de 1998, en el Congreso de Baja California al tomar posesión como gobernador sustituto pronto se le desdibujó.
El panista había llegado al poder producto de una negociación política acordada desde el centro del país entre Felipe Calderón entonces presidente nacional del PAN y Ernesto Zedillo presidente de México.
La diosa fortuna le favoreció mediante una imposición centralista que molestó a varios panistas locales que patalearon pero no les alcanzó para impedirlo, sobre todo Rodolfo Valdez Gutiérrez, quien tras de hacer un pronunciamiento público terminó renunciando al cargo de secretario General de gobierno. Ese era el contexto político.
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Entre mayo y junio del año 2000, la periodista y escritora Elena Poniatowska vino varias veces a Mexicali, Baja California a reportear el Caso Paulina, historia de la niña madre que fue violada y criminalizada mediante una conjura de los poderes políticos, eclesiástico y del grupo Provida en esta entidad, historia que fue publicada el 15 de octubre de 1999 en el periódico La Voz de la Frontera.
Aunque en un principio Elena Poniatowska no estaba convencida de escribir esta historia, lo hizo porque su amiga la feminista Martha Lamas se lo pidió concretando su trabajo en su libro Las mil y una…( las heridas de Paulina).
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El 24 de noviembre del año 2000 Elena Poniatowska presentó el libro en la Universidad Estatal Pedagógica (UEP) ubicada en el ex ejido Zacatecas, donde tuve la oportunidad de acompañarla junto con feministas del grupo Alaide Foppa, entre ellas Consuelo Mejia+ y Rebeca Maltos, así como el abogado Federico Garcia Estrada, quien tuvo un destacado papel en esta trágica historia.
Esa mañana, en la UEP, fue mi primer contacto que tuve con Elenita y como en ningún momento las organizadoras del evento me entregaron su libro en lugar de comentarlo me aboque a platicarles la forma en que tuve la fortuna de descubrir y publicar el Caso Paulina.
No obstante al final creo que eso me ayudó para generar una buena impresión con Elenita como muchos le decimos de cariño, pues como reportera y excelente entrevistadora entendió muy bien mi decisión.
Y justamente mi ponencia la empecé retomando ese diálogo entre el ex gobernador González Alcocer y su secretario el doctor Astorga que, al exponerlo, la Poniatowska reaccionó con tremenda sonrisa justamente cuando el ex gobernador panista sustituto dijo que ella era “la periodista francesa”, cuando sabemos que ella “es más mexicana que el pulque”
Su generosa reacción fue seguida por gran parte de la concurrencia que esa mañana acudió a las bonitas y arboledas instalaciones de la Universidad Estatal Pedagógica.
Ese detalle me ayudó gratamente ya que debo confesar que estaba terriblemente nervioso. El hecho de estar sentado, en el estrado, me ayudó también porque de lo contrario quizá pude desmayarme ante tanta personalidad allí concentrada.
Mis cinco cuartillas escritas a mano las terminé de leerlas en un tiempo que se me hizo inmenso. Aunque procure redactarlas como si estuviera platicándoles mi experiencia periodística lo que al final insisto me ayudó, sin olvidar claro la sonrisa esporádica y sincera que inicialmente me regaló mi amiga Elenita que fue fundamental para salir bien librando y al final recibir un gran aplauso.
Más aún: cuando fui a saludarla a le di la mano y, como si estuviéramos de acuerdo, me aceptó un beso en su mejilla y, al oído, me pidió el texto de mi ponencia que llevaba en un sobre manila color amarillo y obviamente se lo entregué.
Después de la presentación, la escritora firmó algunos ejemplares, entre estos el mío que por fin pude tener en mis manos y que conservo con infinito aprecio y cariño.
Al término del evento creo que hubo una comida en la que tuve la oportunidad de reforzar los lazos de amistad que espero pronto refrendar con motivo de sus 90 años de vida que Elenisima acaba de cumplir y los muchos que te faltan por vivir mi estimadisima Elena Poniatowska Amor que espero pronto vuelvas a Mexicali, donde serás bienvenida y donde muchos te esperamos con ansias. Ánimo y Enhorabuena!!!.
Posdata: Sin duda mi agradecimiento a Sergio Haro Cordero por su amistad y generosidad al acudir y desinteresadamente obsequiarme las excelentes fotografías
Fotos: Sergio Haro Cordero
