
Don Marcos de sangre Villista
- Javier Mejía
- 2 de julio de 2022
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Hace unos días, en la cantina de Las Chabelas, don Marcos Villa Garcia me dijo: tengo 70 años y voy a vivir más de 90
—Por qué dice eso, cómo lo sabe?, le pregunté
— Porque mi papá vivió 94 años. El nos enseñó a trabajar y a respetar a los demás y a uno mismo. Ahora no se respeta a nadie.
Don marcos tenía ganas de platicar. En ese momento el cantinero me servía una Chabela y él me invitaba a decir salud. Tras de un buen sorbo le pregunté:
— Cómo se llamaba su papá?
— Victoriano Villa Bejar, él trabajaba en el campo en Coahuila y me decía que era descendiente del general Francisco Villa.
Estábamos en la barra de la famosa cantina de la calle F, en la Colonia Industrial, mientras que, a todo volumen, se escuchaba la música de Los Cadetes de Linares. Atrás de nosotros los meseros juntaban varias mesas de las que brotaba una gran algarabía, risas y abrazos de la festiva concurrencia.
Entre tanto, don Marcos inclinaba el resto de su caguama etiqueta azul en un vaso de plástico y me decía !salud!. Chocamos los tragos y destine los siguientes minutos en terminar de mandar algunos textos y videos para después prestarle mayor atención.
Cuando don Marcos ganaba dinero por su trabajo de albañil una parte lo gastaba en cerveza y comida barata.
“Tengo un vicio”, dijo como si se estuviera confesando.
Luego, llegó el cantinero con el atún rodeado de trozos de tomate, cebolla, rodajas de chile verde y aceitunas, acompañadas de mitades de limón.
— Gusta?
— Me acabó de comer unos tacos, respondió al tiempo que comía las últimas papas y presionaba la bolsa en su mano derecha, dejando a un lado el plástico que se desplegaba con ese movimiento hasta quedar en estado amorfo.
Su caguama estaba vacía y procedió a pedir su cuenta. Fredy, el cantinero, puso sobre la barra un papel cuadrado color blanco con el consumo y don Marcos sacó un billete de cien pesos que le restaron a su cuenta. Procedí a invitarle una media y aceptó todo para seguir la conversación. Me dijo que ellos fueron doce hermanos —ocho hombres y cuatro mujeres— varios ya finados, mientras que él tuvo ocho hijos y que el mayor de ellos una vez le dijo; “ si usted no respeta a mi mamá yo lo voy a administrar”, es decir lo podría golpear. Así, de ese tamaño la advertencia.
— Cómo le hace para aguantar el calorón en la obra?, le pregunté
— Mis hijos me ayudan en el trabajo y después vengo aquí a refrescarme, respondió levantándose la gorra mientras rascaba su cabello a un lado de la sien.
Llegó el momento de la despedida y don Marcos me dio la mano y al oído me dijo: “gusto en conocerlo mi amigo y por aquí nos vemos”.
Don Marcos no olvida las enseñanzas de su padre Octaviano y siempre estuvo de acuerdo en la idea de que tienen un parentesco con el general Pancho Villa…
