
Escenarios Políticos: Cosas de la Incomunicación Social
- Javier Mejía
- 11 de abril de 2024
- Política
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Por Javier Mejía
Durante esta coyuntura político-electoral, uno de los campos del conocimiento y de la práctica que tendría que adquirir mayor relevancia es la comunicación social, incluso ubicarla como una prioridad en las múltiples esferas del poder.
El interés por el tema surge a raíz de lo que observamos particularmente en los partidos políticos y en la esfera gubernamental, en el marco de las elecciones y de la más reciente conferencia Mañanera realizada en la sede del Poder Ejecutivo, en Mexicali, capital del estado de Baja California.
Hecha tal acotación, dos hechos –o reclamos– ocurridos recientemente nos motivan a exponer algunas líneas generales sobre el tema en este espacio de información y de opinión.
Acerca de la Comunicación Social y Política, se han escrito muchos textos desde hace varias décadas aunque en forma más sistemática y científica a partir de finales del siglo pasado y a la fecha.
Cabe mencionar que uno de los autores que los empezó a tratar en conferencias con estudiantes universitarios y luego plasmados en libros fue el columnista político Manuel Buendía en la década de los años 70, quien ejerció –por separado como debe de ser– tanto el Periodismo como la Comunicación Social que definió «como una de las formas de poder para la gestión democrática».
Por un lado, lamentaciones de candidatos por no lograr el posicionamiento de sus mensajes y de sus compromisos en el espectro social y político, y por otro el reclamo público del secretario de Seguridad, Leopoldo Tizoc Aguilar, de que a pesar de los más de 700 boletines enviados sobre acciones realizadas por sus agentes, éstas no se reflejan en los medios y, en cambio, las denuncias por abuso y acciones indebidas si se consignan, incurriendo en el error de decirle a los reporteros — a los verdaderos, obvio– lo que deban publicar o lo que no deban hacer.
Craso error, producto de su desesperacion y de su nerviosismo que se reflejo en su lenguaje.
En ambos casos, el problema no está en el Periodismo, sino en los partidos y en el gobierno por la falta de una política de comunicación colectiva y también al no tener comunicadores sociales profesionales y serios a partir de una especialización, con estudios y vasta experiencia.
Una política entendida como ‘la expresión de principios y metas generales de las que se puedan derivar acciones programáticas», refiere el maestro Buendía.
Además, de que la gran mayoría de los políticos y de los funcionarios no sólo desdeñan la comunicación, sino que ambos «procesan las cosas al revés, ya que primero designan a sus colaboradores y luego tratan de imaginar una política de comunicación social».
Los imponen con criterios del amiguismo, recomendaciones, de que se la jugaron con ellos en campañas políticas, de cierta «simpatía» surgida a partir de haberles hecho «entrevistas a modo» por sentir lástima ya que están desempleados o hasta enfermos convalecientes, o porque son perseverantes y les hacen guardia para pedir audiencia para conseguir » una chamba»
La comunicación social, añade Buendía, es una especialidad que » va más allá del Periodismo, más que la información por la información misma, más que la publicidad, las relaciones públicas y la propaganda como acciones básicas de la comunicación social. Está es una ciencia y un arte, es un conjunto de técnicas; pero es básicamente una de las formas de poder para la gestión democrática de la sociedad.
«El auténtico comunicador social es también un auténtico líder, un dirigente. Es un periodista especializado, un conductor. Es quien mueve voluntades desde su mesa de trabajo, un disparador de revoluciones» , escribió el columnista que incursionó en estás actividades cuando era un terreno inexplorado».
Hoy a décadas de distancia, la realidad es que hay un déficit de verdaderos comunicadores como los aquí descritos frente a la necesidad de que sea considerada como una «alta prioridad y una de las grandes tareas de gobierno.
Ahí estarían parte de las respuestas a las dudas y reclamos de políticos y de funcionarios que se preguntan el por qué no logran posicionar sus mensajes ni configurar un régimen informativo en torno a su gobierno y a su imagen.
Posdata del yoyismo: Vaya manera de echar a perder el trabajo gubernamental previo con las desacertadas intervenciones del encargado de la dirección de Industrias Creativas, Abelardo Vázquez, durante La Mañanera de la gobernadora Marina del Pilar Ávila Olmeda. Además de excederse del tiempo acordado por la mandataria, se la pasó hablando de él mismo –la falsa ilusión del Yo–, de dominar los temas, y poco se refirió a lo institucional, logrando desatar el desinterés y la sorna de la concurrencia, ante la mirada y la expresión desalentadora de su jefa que ni ella pudo frenar su enfermizo protagonismo.
Posdata contra la prepotencia, el arribismo, la violencia, el narcisismo, la arrogancia y la desfachatez que muestran youtubers e influencers incluidos aquellos que se sienten periodistas (por un día) o invaden el Periodismo para sus fines políticos. Sería mejor tener más comunicadores profesionales, serios, especializados y con experiencia que se ocupan en muchas instituciones públicas y privadas.

